En 2014, cuando tenía 21 años de edad y recién me había graduado de la universidad, identifiqué una oportunidad de negocio aprovechando un pequeño local vacío que tenía mi familia. Mi idea fue poner una cafetería, ya que la zona ameritaba este tipo de negocios al ser bastante concurrida por transeúntes que frecuentan los hospitales de ese sector de la ciudad capital. En cambio, no quise que fuera una cafetería tradicional que vende sándwiches y batidas, no quería ofrecer más de lo mismo. Por tanto, pensé que podía llevar una propuesta nueva a la zona, entonces creé: Ricodeli. Era un puesto en que se vendía comida tex-mex (tacos, nachos, burritos, etc.) con su toque dominicano (recetas, salsas e ingredientes muy dominicanos eran parte de estos platos). PD: La próxima vez que prepares un taco, ponle un poquito de plátano maduro y te recordarás de mí ?.
Hasta aquí, ¿todo suena muy chulo verdad?… Pues para no hacer el cuento tan largo, después de varios meses luchando por la supervivencia del negocio, tuve que cerrar. Para explicar en detalle, ¿qué pasó?, ¿cómo fue?, ¿por qué?… Te cuento las tres grandes lecciones que aprendí al fracasar en mi primer emprendimiento:
1. Debes emprender en un negocio que te apasione
La realidad es que a mí me encantaba comer tacos, pero no me gustaba prepararlos. Emprendí en un negocio de comida, por lo que siempre había escuchado en la calle: “la gente no tiene dinero, pero para comer siempre aparece.”
Durante los primeros días con el negocio todo era un amor, parte del entusiasmo y emoción del momento cuando estás emprendiendo. Pero, mientras iban pasando las semanas e iba notando todo el esfuerzo que llevaba detrás, me daba cuenta que no era lo mío, no me gustaba.
Antes de emprender en un negocio, por eso es super importante que te preguntes el porqué lo haces. Yo emprendí porque identifiqué una “oportunidad”, pero en parte porque sentía una cierta presión autoimpuesta de que debía emprender. Sea cual sea la razón por la que emprendas, procura que sea en algo que te llene, que cada día al despertar te impulse a querer seguir dando lo mejor de ti a pesar de los obstáculos que acompañan a todo emprendimiento.
2. Es MUY IMPORTANTE validar el mercado
Poniendo en práctica lo que había aprendido en la carrera, lo primero que hice durante meses fue hacer mi plan de negocios. Era un plan de negocios perfecto en el cual sus indicadores y proyecciones daban luz verde a invertir en el mismo, pero como dicen: “el papel lo aguanta todo”. Una cosa es la que se plasma en el papel y otra cosa es la realidad.
Pero, ¿por qué pasó esto? Porque había sesgado la idea de negocio, y en ningún momento salí a validarla. Cometí el error de no hacer encuestas, entrevistas ni muestreos a potenciales clientes de la zona, por lo que cuando monté el negocio me encontré con la sorpresa de un cierto rechazo a este tipo de comidas porque eran algo inusual para este segmento del mercado. Si hubiera validado la idea de negocio con anterioridad, me habría percatado de esto y hubiera tenido la oportunidad de cambiar o mejorar la oferta gastronómica.
El mayor error de los emprendedores es no validar la idea de negocio en el mercado. Debes salir de la burbuja que tienes sobre tu idea de negocio, tienes que estar receptivo a percibir lo que sienten, piensan, dicen, escuchan, etc. tus potenciales clientes para que realmente puedas ofrecerles un producto/servicio que ellos estén esperando.
3. Fracasa tu empresa, no fracasas tú como persona
Este fue mi primer emprendimiento en el que había dado mi todo, en el que había puesto mis ahorros e incluso había renunciado a mi puesto de trabajo en una empresa multinacional. En aquel momento, esto fue un gran fracaso para mí principalmente porque había estudiado una licenciatura en Administración de Empresas en la que incluso me había graduado con honores, entonces no entendía qué pudo haber salido mal.
Hoy en día, esta experiencia la veo como una gran bendición. Primero, fue el principal motivo para que continuara formándome en el área, por esto apliqué y obtuve una beca para estudiar una maestría en Creación y Aceleración de Empresas en España. Segundo, a raíz de este ‘fracaso’ que lo sentí tan personal, puedo empatizar y entender mejor los obstáculos que enfrentan los emprendedores y empresarios a los que brindo mis servicios de asesoría empresarial.
Finalmente, con esta tercera lección que tanto me afectó, te recuerdo que gracias a los fracasos aprendemos, duramente, pero aprendemos y estas lecciones se nos graban a fuego. Normalicemos los fracasos empresariales, porque la realidad es que la gran mayoría de los emprendedores exitosos no lo han sido a la primera.
Excelente ???
Muchas gracias 🙂